
India ha obtenido una ventaja estratégica significativa a través del acuerdo de Tata-Tesla
Según Frank Huang, presidente de la PSMC, está previsto que a finales de 2026 esté operativo el primer chip semiconductor de la nueva planta, creada conjuntamente por el Grupo Tata y la empresa taiwanesa Powerchip Semiconductor Manufacturing Corporation (PSMC) en Dholera, Gujarat. Se espera que tanto el gobierno central como los gobiernos estatales subsidien hasta el 70% del costo del proyecto, y que la planta de Dholera se convierta en la principal planta de fabricación de semiconductores comerciales de la India.
Incluso antes de que se envíen los primeros chips desde la planta de Dholera, Tata ha conseguido un acuerdo que podría elevar a la India a la categoría de actor estratégico de primer orden. Según revelan fuentes, Tata Electronics, una filial del Grupo Tata, ha firmado una asociación estratégica con Tesla para adquirir chips semiconductores para sus operaciones globales. Aunque ni Tata ni Tesla han hecho comentarios oficiales al respecto, se trata de un logro significativo para Tata y un hito fundamental para la India. Con chips fabricados por una empresa india que potencian los vehículos de Tesla en todo el mundo, la India ha demostrado de hecho su madurez en este ámbito. Tradicionalmente dominado por Taiwán, China y Corea del Sur, los suministros de chips a los fabricantes mundiales pronto incluirán a la India. Sin embargo, la importancia estratégica de este acuerdo, junto con los posibles acuerdos futuros, se extiende más allá de las meras transacciones comerciales y tiene implicaciones sustanciales para la postura estratégica de la India.
La dependencia de los fabricantes mundiales de los suministros de chips de un país determinado le otorga a ese país una importante ventaja estratégica. China, debido a su importante capacidad de fabricación de chips y a su ambición de anexionarse Taiwán, ha ejercido una influencia considerable sobre el mercado mundial de semiconductores. A medida que aumentan las tensiones geopolíticas, especialmente con el distanciamiento del mundo occidental de China, existe una creciente urgencia por reforzar las capacidades nacionales de fabricación de semiconductores para reducir la dependencia de China.
El acuerdo Tata-Tesla podría anunciar una tendencia que aumente la influencia de la India tanto en países pequeños como grandes. Los chips desempeñan un papel crucial a la hora de reforzar el poder estratégico de un país. Por ejemplo, tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, la escasez de semiconductores obstaculizó gravemente la capacidad de los fabricantes de armas estadounidenses para suministrar armas a Ucrania. Esto subrayó la importancia fundamental de los chips, en particular los procedentes de Taiwán, China y Corea del Sur. En consecuencia, tanto Estados Unidos como la India han iniciado importantes inversiones en la fabricación nacional de semiconductores para mitigar esas vulnerabilidades.
Mientras que países como Estados Unidos, Corea del Sur y Japón se centran en mejorar sus capacidades de fabricación de chips avanzados, la estrategia de la India gira en torno a los chips tradicionales, que no requieren una innovación significativa. Los chips tradicionales, que utilizan procesos de fabricación establecidos, constituyen una parte sustancial del consumo mundial de semiconductores e impulsan funciones cotidianas esenciales, desde sistemas de armas hasta teléfonos inteligentes. Al centrarse en los chips tradicionales, la India aspira a lograr la autosuficiencia y convertirse en un proveedor fiable para las economías más grandes.
El acuerdo Tata-Tesla ejemplifica el camino que ha tomado India para establecerse en la cadena de valor global de los chips. Si bien el camino hacia la fabricación de chips de vanguardia puede ser largo, el enfoque de India en los chips tradicionales promete asegurar su posición en el mercado global de semiconductores.